Padre de familia: representa lo que debería ser todo maestro de los niños y los jóvenes
Tesoro: la Palabra de Dios. La Palabra escrita, el libro de la naturaleza y el
libro de la experiencia referente al trato de Dios con la vida humana.
Saca de su tesoro: no lo acumula, lo comparte.
Cosas nuevas y cosas viejas: la verdad encomendada a sus discípulos ha de ser
comunicada al mundo. Y al impartir el conocimiento de la verdad, éste
aumentará.
Cristo, tal como fue manifestado por los patriarcas, simbolizado en el servicio
expiatorio, pintado en la ley y revelado por los profetas, constituye las
riquezas del Antiguo Testamento. Cristo en su vida, en su muerte y en su resurrección, Cristo tal como lo
manifiesta el Espíritu Santo, constituye los tesoros del Nuevo Testamento.
Los discípulos habían de ir como testigos de la vida, la muerte y la intercesión
de Cristo, que los profetas habían predicho. Cristo en su humillación, en su
pureza y santidad, en su amor incomparable, había de ser su tema. Y para
predicar el Evangelio en su plenitud, ellos debían presentar al Salvador no
solamente revelado en su vida y enseñanzas, sino predicho por los profetas del
Antiguo Testamento y simbolizado por los servicios expiatorios.
En su enseñanza, Cristo presentó viejas verdades de las cuales él mismo era el
originador, verdades que él había hablado mediante patriarcas y profetas; pero
ahora arrojaba sobre ellas una nueva luz. ¡Cuán diferente aparecía su
significado! Y él prometió que el Espíritu Santo iluminaría a los discípulos, que la Palabra
de Dios estaría siempre desenvolviéndose ante ellos. Podrían presentar sus
verdades con nueva belleza.
El carácter y la obra mediadora de Cristo han sido el estudio de las mentes
humanas. Sin embargo, cada mente en la cual ha obrado el Espíritu Santo ha
presentado estos temas con una luz fresca y nueva. Las verdades de la redención
son susceptibles de constante desarrollo y expansión. Aunque viejas, son siempre
nuevas, y revelan constantemente una gloria mayor y un poder más grande al que
busca la verdad.
La nueva verdad no es independiente de la vieja, sino un desarrollo de ella. Es
únicamente comprendiendo las viejas verdades como podemos entender las nuevas. Aquel que rechaza o descuida lo nuevo no posee realmente lo viejo. Para él la
verdad pierde su poder vital y llega a ser solamente una forma muerta. El Antiguo Testamento arroja luz sobre el Nuevo, y el Nuevo sobre el Viejo.
La verdad en Cristo y por medio de Cristo es inconmensurable. El que estudia las
Escrituras, mira, por así decirlo, dentro de una fuente que se profundiza y se
amplia a medida que más se contemplan sus profundidades. La verdad, tal como se halla en Cristo, puede ser experimentada, pero nunca
explicada. Su altura, anchura y profundidad sobrepujan nuestro conocimiento. Es un amor inexplicable, tan alto como los cielos, pero que ha descendido hasta la
tierra a estampar la imagen de Dios en todo el género humano. Sin embargo al estudiar la Palabra de Dios con humildad de corazón, el grandioso tema de la
redención se abrirá a nuestra investigación. Aumentará en brillo mientras lo
contemplemos, y mientras aspiremos a entenderlo, su altura y profundidad irán
continuamente en aumento.
Si mantenemos al Señor constantemente delante de nosotros, permitiendo que
nuestros corazones expresen el agradecimiento y la alabanza a él debidos,
tendremos una frescura perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones
tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo.
El nos dirá personalmente sus misterios. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso
sentimiento de la presencia de Jesús.
Esta experiencia imparte a cada maestro de la verdad las cualidades necesarias
para hacerlo un representante de Cristo. El espíritu de la enseñanza de Cristo
comunicará fuerza y precisión a sus manifestaciones y oraciones. Su testimonio
por Cristo no será mezquino y sin vida. El ministro no predicará repetidas veces
los mismos discursos estereotipados. No habrá acopio de ideas añejas y siempre repetidas. El sermonear insípido y sin
interés terminará. Se presentarán las viejas verdades, pero se verán con una
nueva luz.
En la eternidad aprenderemos aquello que, de haber recibido la iluminación que fue posible obtener aquí, habría abierto nuestro entendimiento, entenderán las verdades que Cristo anheló abrir ante sus discípulos, pero que ellos no tenían fe para entender. Eternamente irán apareciendo nuevas visiones de la perfección y la gloria de Cristo. Durante los siglos interminables, el fiel Padre de familia sacará de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas
En la eternidad aprenderemos aquello que, de haber recibido la iluminación que fue posible obtener aquí, habría abierto nuestro entendimiento, entenderán las verdades que Cristo anheló abrir ante sus discípulos, pero que ellos no tenían fe para entender. Eternamente irán apareciendo nuevas visiones de la perfección y la gloria de Cristo. Durante los siglos interminables, el fiel Padre de familia sacará de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas
gracias muy bien explicado y ejemplificado
ResponderEliminarBendiciones
Poderosa enseñanza gracias
ResponderEliminarsi grasias
EliminarInteresante la enseñanza muy entendible gracias b
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