Mostrando entradas con la etiqueta El sermon del monte. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El sermon del monte. Mostrar todas las entradas

domingo, 9 de noviembre de 2014

El Sermon del monte: Los dos cimientos Mt. 7:24-27

Las palabras de Cristo habían herido la raíz de sus ideas y opiniones anteriores; la obediencia a su enseñanza les exigía que cambiasen todos sus hábitos y modos de pensar y obrar. Los pondría en oposición con los maestros de su religión, porque derribaría el edificio entero que durante generaciones habían ido edificando los rabinos. Por eso muy pocos estaban dispuestos a aceptarlas como guía de la vida.

Mientras escuchaban las palabras de Cristo, sentados en la ladera, podían ver los valles y los barrancos por los cuales corrían hacia el mar los arroyos de las montañas. A menudo estos arroyos desaparecían completamente en el verano y quedaba solamente un canal seco y polvoriento; pero cuando las tempestades del invierno se desencadenaban sobre las colinas, los ríos se convertían en furiosos y bramadores torrentes, que algunas veces inundaban los valles y arrasaban todas las cosas en su riada irresistible. Entonces era frecuente que fuesen arrasadas las chozas levantadas por los labriegos en la verde llanura, donde no parecían correr peligro.

Cualquiera que oye y hace estas palabras le compararé al hombre que edificó sobre la roca: Quienquiera que edifique carácter y su vida sobre esos principios edifica sobre Cristo, la Roca de la eternidad. Edificamos en Cristo por la obediencia a su palabra. Se espera acción, no meramente palabras, de los seguidores de Cristo.

...Y no las hace le compararé al hombre que edificó sobre la arena: Aquel que edifica sobre el fundamento de ideas y opiniones humanas, de formalidades y ceremonias inventadas por los hombres o sobre cualesquiera obras que se puedan hacer independientemente de la gracia de Cristo, erige la estructura de su carácter sobre arena movediza. Las tempestades violentas de la tentación barrerán el cimiento de arena y dejarán su casa reducida a escombros sobre las orillas del tiempo.

El sermon del monte: Por sus frutos los conocereis, Nunca os conoci Mt. 7:15-23

Surgirán por doquiera maestros de falsedades para apartaros del camino angosto y de la puerta estrecha. Guardaos de ellos; aunque estén ocultos en ropajes de ovejas, por dentro son lobos feroces.

Guardaos de los falsos profetas: Se los ha de juzgar por la Palabra de Dios. "¡A la ley y al testimonio! Qué mensaje traen estos maestros? ¿Nos hace venerar y temer a Dios? ¿Nos hace manifestar amor, hacia él mediante la lealtad a sus mandamientos?

Por sus frutos los conoceréis: Cuando la doctrina que aceptamos destruye el pecado en el corazón, limpia el alma de contaminación y produce frutos de santidad, entonces podemos saber que es la verdad de Dios. Cuando en nuestra vida se manifiesta benevolencia, bondad, ternura y simpatía; cuando el gozo de realizar el bien anida en nuestro corazón; cuando ensalzamos a Cristo, y no al yo, entonces podemos saber que nuestra fe es correcta.

 No todo el que dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos: No todos los que profesan su nombre y llevan su insignia pertenecen a Cristo. Una creencia que no lleva a la obediencia, es presunción. La obediencia es la prueba del discipulado. La fe en Cristo que salva al alma no es la que muchos enseñan.

El Sermon del monte: La puerta estrecha Mt. 7:13-14

En los tiempos de Cristo los habitantes de Palestina vivían en ciudades amuralladas, mayormente situadas en colinas o montañas. Se llegaba a las puertas, que se cerraban a la puesta del sol, por caminos empinados y pedregosos, y el viajero que regresaba a casa al fin del día, con frecuencia necesitaba apresurarse ansiosamente en la subida de la cuesta para llegar a la puerta antes de la caída de la noche. El que se retrasaba quedaba afuera.

Entrad por la puerta estrecha: la entrada a la puerta es difícil; porque la regla de oro excluye, todo orgullo y egoísmo. Si queréis seguir la senda de la vida espiritual. Debemos renunciar a nuestros propios caminos, a nuestra propia voluntad y a nuestros malos hábitos y prácticas. A Cristo le tocó la labor, la paciencia, la abnegación, el reproche, la pobreza y la oposición de los pecadores. Lo mismo debe tocarnos a nosotros, si alguna vez hemos de entrar en el paraíso de Dios.

El viajero, atrasado, en su prisa por llegar a la puerta antes de la puesta del sol, no podía desviarse para ceder a ninguna atracción en el camino. Toda su atención se concentraba en el único propósito de entrar por la puerta. La misma intensidad de propósito, dijo Jesús, se requiere en la vida cristiana.

Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición: no es necesario buscar el camino, porque los pies se dirigen naturalmente a la vía que termina en la muerte. A todo lo largo del camino que conduce a la muerte hay penas y castigos, hay pesares y chascos, hay advertencias para que no se continúe. El amor de Dios es tal que los desatentos y los obstinados no pueden destruirse fácilmente. en el camino del mal hay remordimiento amargo y dolorosa congoja.

El terreno del corazón es el campo de conflicto. La batalla que hemos de reñir, la mayor que hayan peleado los hombres, es la rendición del yo a la voluntad de Dios. Únicamente Dios puede darnos la victoria. El desea que disfrutemos del dominio sobre nosotros mismos, sobre nuestra propia voluntad y costumbres. Pero no puede obrar en nosotros sin nuestro consentimiento y cooperación. No se gana la victoria sin mucha oración ferviente.

El Sermon del monte: La oracion y la regla de oro Mt. 7:7-12 Lc. 11:5-13


5. Amigo préstame 3 panes porque un amigo mío ha venido: Cristo presenta al postulante pidiendo para poder dar de nuevo. Aunque su vecino no esté dispuesto a ser molestado, no desistirá de pedir; su amigo debe ser aliviado; y por fin su importunidad es recompensada; sus necesidades son suplidas.

Los discípulos habían de buscar las bendiciones de Dios. Habían de dar el pan de vida a la gente. Aquel que había señalado su obra, vio cuán a menudo su fe sería probada. Con frecuencia se verían en situaciones inesperadas, y se darían cuenta de su humana insuficiencia. Las almas que estuvieran hambrientas del pan de vida vendrían a ellos, y ellos se sentirían destituidos y sin ayuda. Debían recibir alimento espiritual, o no tendrían nada para impartir. Pero no habían de permitir que ningún alma volviese sin ser alimentada. Cristo les dirige a la fuente de abastecimiento. Un hombre egoísta concederá un pedido urgente, a fin de librarse de quien perturba su descanso. Pero Dios se deleita en dar. Está lleno de misericordia, y anhela conceder los pedidos de aquellos que vienen a él con fe. Nos da para que podamos ministrar a los demás, y así llegar a ser como él.

Nuestras oraciones no siempre parecen recibir una inmediata respuesta; pero Cristo enseña que no debemos dejar de orar. Aquellos que presentan sus peticiones ante Dios, invocando su promesa, mientras no cumplen con las condiciones, insultan a Jehová. Hemos de amarnos unos a otros, devolver los diezmos.

Pedid y se os dará: El pedir demuestra que sentimos nuestra necesidad; y, si pedimos con fe, recibiremos. Cuando pedimos las bendiciones que necesitamos para perfeccionar un carácter semejante al de Cristo, solicitamos de acuerdo con una promesa que se cumplirá. La condición para que podamos acercamos a Dios no es que seamos santos, sino que deseemos que él nos limpie de nuestros pecados y nos purifique de toda iniquidad.

Buscad y hallareis: No deseemos su bendición, sino también a él mismo. Dios nos busca, y el mismo deseo que sentimos de ir a él no es más que la atracción de su Espíritu. Cedamos a esta atracción.

Llamad y se os abrirá: Nos acercamos a Dios por invitación especial, y él nos espera para damos la bienvenida a su sala de audiencia. Llamen los que desean la bendición de Dios, y esperen a la puerta de la misericordia con firme seguridad de esta promesa.

Cuánto más vuestro Padre dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan: El Espíritu Santo, su representante, es la mayor de todas sus dádivas. Todas las "buenas dádivas" quedan abarcadas en ésta.

Tenemos el privilegio de pedir por medio de Jesús cualquier bendición espiritual que necesitemos. Podemos exponerle nuestros asuntos temporales, y suplicarle pan y ropa, así como el pan de vida y el manto de la justicia de Cristo. Mas al allegarnos a Dios como a un Padre, reconocemos nuestra relación con él como hijos. No solamente nos fiamos en su bondad, sino que nos sometemos a su voluntad en todas las cosas.

Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, haced vosotros con ellos: En la seguridad del amor de Dios hacia nosotros, Jesús ordena que nos amemos unos a otros. Nuestro motivo de ansiedad no debe ser ¿cuánto podemos recibir?, sino ¿cuánto podemos dar? Comprendamos sus sentimientos, sus dificultades, sus chascos, sus gozos y sus pesares. Identifiquémonos con ellos, luego tratémoslos como quisiéramos que nos trataran a nosotros si cambiásemos de lugar con ellos. Todo aquel que haya sido hecho mayordomo de la gracia múltiple de Dios está en la obligación de impartirla a las almas sumidas en la ignorancia y la oscuridad, así como, si él estuviera en su lugar, desearía que se la impartiesen, cuanto más poseáis que vuestro prójimos. 

La regla de oro es el principio de la cortesía verdadera, cuya ilustración más exacta se ve en la vida y el carácter de Jesús. Es la médula de la enseñanza de los profetas, un principio del cielo. Se desarrollará en todos los que se preparan para el sagrado compañerismo con él. Al despreciar " los derechos de los pobres, los dolientes y los pecadores, nos demostramos traidores a Cristo.

El cristianismo tiene tan poco poder en el mundo porque los hombres aceptan el nombre de Cristo, pero niegan su carácter en sus vidas. Por estas cosas el nombre del Señor es motivo de blasfemia. 

El Sermon del monte: El juzgar a los demas Mt. 7:1-6; Lc. 6:37-45

EL ESFUERZO para ganar la salvación por medio de las obras propias induce inevitablemente a los hombres a amontonar las exigencias humanas como barrera contra el pecado. Al ver que no observan la ley, idean normas y reglamentos propios para compelerse a obedecerla. Todo esto desvía la mente desde Dios hacia el yo. El amor a Dios se extingue en el corazón; con él desaparece también el amor hacia el prójimo. Los defensores de tal sistema humano, con sus múltiples reglas, se sentirán impulsados a juzgar a todos los que no logran alcanzar la norma prescrita en él. El ambiente de críticas egoístas y estrechas ahoga las emociones nobles y generosas, y hace de los hombres espías despreciables y jueces ególatras.

1. No juzguéis y no seáis juzgados: juzgar las intenciones de otras personas. No os consideréis como normas. No hagáis de vuestras opiniones y vuestros conceptos del deber, de vuestras interpretaciones de las Escrituras, un criterio para los demás, ni los condenéis si no alcanzan a vuestro ideal. No censuréis a los demás; no hagáis suposiciones acerca de sus motivos ni los juzguéis. A causa de sus limitaciones, el hombre sólo puede juzgar por las apariencias. Únicamente a Dios, quien conoce los motivos secretos de los actos y trata a cada uno con amor y compasión, le corresponde decidir el caso de cada alma. Aquí se trata del espíritu de critica personal con respecto a la conducta ajena. No se refiere al juicio de los tribunales establecidos por el estado para mantener el orden y el derecho del pueblo.

Con el juicio con que juzgáis seréis juzgados: Los que juzgan o critican a los demás se proclaman culpables; porque hacen las mismas cosas que censuran en otros. Al condenar a los demás, se sentencian a sí mismos, y Dios declara que el dictamen es justo. Acepta el veredicto que ellos mismos se aplican. La censura y el oprobio no rescataron jamás a nadie de una posición errónea; pero ahuyentaron de Cristo a muchos y los indujeron a cerrar sus corazones para no dejarse convencer. Un espíritu bondadoso y un trato benigno y persuasivo pueden salvar a los perdidos y cubrir multitud de pecados.

No echas de ver la viga que está en tu propio ojo: al que está pronto para buscar faltas en sus prójimos fomenta un mal rasgo de carácter que resulta, al compararse con la imperfección que se crítica, como, una viga al lado de una paja. La falta de longanimidad y de amor mueve a esa persona a convertir un átomo en un mundo. Desfiguran el espíritu amable y cortés del Evangelio y hieren las almas preciosas por las cuales murió Cristo. El que se complace en un espíritu de crítica es más culpable que aquel a quien acusa; porque no solamente comete el mismo pecado, sino que le añade engreimiento y murmuración. Cristo es el único verdadero modelo de carácter, y usurpa su lugar quien se constituye en dechado para los demás. Los que se dan por jueces y críticos se alían con el anticristo. El pecado que conduce a los resultados más desastrosos es el espíritu frío de crítica inexorable.

Hipócrita saca primero la viga de tu propio ojo: El culpable del mal es el primero que lo sospecha, Cristo le insta a que renuncie al espíritu de crítica, confiese su propio pecado y lo abandone. Mientras no nos sintamos en condiciones de sacrificar nuestro orgullo, y aún de dar la vida para salvar a un hermano desviado, no habremos echado la viga de nuestro propio ojo ni estaremos preparados para ayudar a nuestro hermano.

Cuando los hombres alientan ese espíritu acusador no se contentan con señalar lo que suponen es un defecto de su hermano. Si no logran por medios moderados inducirlo a hacer lo que ellos consideran necesario, recurrirán a la fuerza. Siempre que la iglesia procure la ayuda del poder del mundo, es evidente que le falta el poder de Cristo y que no la constriñe el amor divino.

No es buen árbol el que da malos frutos: El espíritu acusador que abrigáis es fruto malo; demuestra que el árbol es malo. Es inútil que os establezcáis en vuestra propia justicia. Lo que necesitáis es un cambio de corazón. Debemos ser buenos antes que podamos obrar el bien. No podemos ejercer una influencia transformadora sobre otros hasta que nuestro propio corazón haya sido " humillado, refinado y enternecido por la gracia de Cristo.


No déis lo santo a los perrros: se refiere a una clase de personas que no tiene ningún deseo de escapar de la esclavitud del pecado. Por haberse entregado a lo corrupto y vil, su naturaleza se ha degradado de tal manera que se aferran al mal y no quieren separarse de él. Los siervos de Cristo no deben permitir que los estorben quienes sólo consideran el Evangelio como tema de contención e ironía.

El Sermon del monte: DIOS y las riquezas, El afan y la ansiedad Mt. 6:25-34

No podéis servir a DIOS y a las riquezas: Donde la conciencia del cristiano le aconseja abstenerse, negarse a sí mismo, detenerse, allí mismo el hombre del mundo avanza para gratificar sus tendencias egoístas.

No os afanéis por vuestra vida: Condena el hábito de preocuparse por las cosas materiales de la vida, especialmente por las que son superfluas. la riqueza no es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar fines más importantes, y su objetivo supremo en la vida no será el de amontonar riquezas.

Mirad las aves del cielo: Sin las flores y los pájaros tendríamos todo lo necesario para vivir, pero Dios no se contentó con facilitar únicamente lo que bastaba para mantener la vida. Llenó la tierra, el aire y el cielo con vislumbres de belleza para expresarnos su amante solicitud por nosotros. Si para contribuir a nuestra dicha y alegría prodigó tan infinita belleza en las cosas naturales, ¿podemos dudar de que nos dará toda bendición que necesitamos? Por medio de las flores, Dios quiere llamarnos la atención a la belleza del carácter cristiano. El que dotó de tal belleza a las flores desea, muchísimo más, que el alma se vista con la hermosura del carácter de Cristo.

Considerad los lirios del campo, como crecen: cómo, al brotar del suelo frío y oscuro, o del fango en el cauce de un río, las plantas se desarrollan bellas y fragantes. ¿Quién imaginaría las posibilidades de belleza que se esconden en el bulbo áspero y oscuro del lirio? Pero cuando la vida de Dios, oculta en su interior, se desarrolla en respuesta a su llamamiento mediante la lluvia y el sol, maravilla a los hombres por su visión de gracia y belleza. Así también se desarrollará la vida de Dios en toda alma humana que se entregue al ministerio de su gracia, la que tan gratuitamente como la lluvia y el sol llega con su bendición para todos. Es la palabra de Dios la que crea las flores; y la misma palabra producirá en nosotros las gracias de su Espíritu. DIOS nos rodeó de hermosura para enseñarnos que no estamos en la tierra únicamente para mirar por nosotros mismos, sino para hacer la vida esplendorosa, alegre y bella por el amor de Cristo. Así como las flores, hemos de alegrar otras vidas con, el ministerio del amor.

Y si la hierba que hoy es y mañana se echa en el horno: El pasto seco y las ramas se empleaban comúnmente como combustible en los hornos del antiguo Cercano Oriente.

Mas buscad primeramente el reino de DIOS: Abrid el corazón para recibir este reino, y dedicad a su servicio vuestro más alto interés. Aunque es un reino espiritual, no temáis que vuestras necesidades temporales sean desatendidas.


No os afanéis por el día de mañana: Cuando nosotros mismos nos encargamos de manejar las cosas que nos conciernen, confiando en nuestra propia sabiduría para salir airosos, asumimos una carga que él no nos ha dado, y tratamos de llevarla en su ayuda. Nos imponemos la responsabilidad que pertenece a Dios y así nos colocamos en su lugar. Solamente un día es nuestro, y en él hemos de vivir para Dios.

El Sermon del monte: La lampara del cuerpo Mt. 6:22-3

23. Si tu ojo es maligno todo tu cuerpo estará en tinieblas: la vista está cegada por el amor propio. Era ésta la oscuridad que envolvió a los judíos en obstinada incredulidad y los imposibilitó para comprender el carácter y la misión del que vino a salvarlos de sus pecados. Si no decidimos entregarnos por completo a Dios, quedamos en tinieblas. Cuando hacemos cualquier reserva, abrimos la puerta por la cual Satanás puede entrar para extraviarnos con sus tentaciones.

El ceder a la tentación empieza cuando se permite a la mente vacilar y ser inconstante en la confianza en Dios. Si no decidimos entregarnos por completo a Dios, quedamos en tinieblas. Cuando hacemos cualquier reserva, abrimos la puerta por la cual Satanás puede entrar para extraviarnos con sus tentaciones. El sabe que sí puede oscurecer nuestra visión para que el ojo de la fe no vea a Dios, no tendremos protección contra el pecado.

El predominio de un deseo pecaminoso revela que el alma está engañada. Cada vez que se cede a dicho deseo se refuerza la aversión del alma contra Dios. Al seguir el sendero elegido por Satanás, nos vemos envueltos por las sombras del mal; cada paso nos lleva a tinieblas más densas y agrava la ceguera del corazón.

El predominio de un deseo pecaminoso revela que el alma está engañada. Cada vez que se cede a dicho deseo se refuerza la aversión del alma contra Dios. Al seguir el sendero elegido por Satanás, nos vemos envueltos por las sombras del mal; cada paso nos lleva a tinieblas más densas y agrava la ceguera del corazón.

Al resistir hoy al Espíritu de Dios, apareja el camino para la segunda oposición a la luz cuando venga con mayor poder. Así va de oposición en oposición, hasta que la luz no lo conmueve más, y él no responde ya de ninguna manera al Espíritu de Dios. Entonces aun la luz que está en él se ha convertido en tinieblas. La verdad misma que conocía se ha pervertido de tal manera que intensifica la ceguera del alma

Sermon del Monte: Tesoros en el cielo Mt. 6:19-21

El amor al dinero era la pasión dominante en la época de los judíos. La mundanalidad usurpaba en el alma el lugar de Dios y de la religión. Así ocurre ahora. La ambición avarienta de acumular riquezas tiene tal ensalmo sobre la vida, que termina por pervertir la nobleza y corromper toda consideración de los hombres para sus semejantes hasta ahogarlos en la perdición.

19. No os hagáis tesoros en la tierra: Lo que se atesora en el mundo absorberá la mente y excluirá aun las cosas del cielo. La ambición avarienta de acumular riquezas tiene tal ensalmo sobre la vida, que termina por pervertir la nobleza y corromper toda consideración de los hombres para sus semejantes hasta ahogarlos en la perdición.


20. Haceos tesoros en el cielo: Se nos permite unirnos con él en la gran obra de redención y participar con él de las riquezas que ganó por las aflicciones y la muerte. Cada palabra y acto que mediante la gracia de Cristo encienda en algún alma el impulso de elevarse hacia el cielo, cada esfuerzo que tienda a la formación de un carácter como el de Cristo, equivale a acumular tesoros en los cielos. 

Si hemos prestado atención a las palabras de Cristo, al congregarnos alrededor del gran trono blanco veremos almas que se habrán salvado como consecuencia de nuestro ministerio; sabremos que uno salvó a otros, y éstos, a otros aún. ¡Cuán precioso será el cielo para quienes hayan trabajado fielmente por la salvación de las almas!

El Sermon del monte: Jesus y el ayuno Mt. 6:16-18


16. Cuando ayunéis, no seáis austeros: El ayuno que la Palabra de Dios ordena es algo más que una formalidad. No consiste meramente en rechazar el alimento, vestirse de cilicio, o echarse cenizas sobre la cabeza. El que ayuna verdaderamente entristecido por el pecado no buscará la oportunidad de exhibirse. No es afligir el cuerpo a causa de los pecados del alma, sino ayudarnos a percibir el carácter grave del pecado, a humillar el corazón ante Dios y a recibir su gracia perdonadora.

A nada conducirá el hacer penitencia ni el pensar que por nuestras propias obras mereceremos o compraremos una heredad con los santos. Cuando se le preguntó a Cristo.

17. Unge tu cabeza y lava tu rostro: Todo lo que se hace para gloria de Dios tiene que hacerse con alegría, no con tristeza o dolor. Si por su actitud de congoja los cristianos dan la impresión de haberse chasqueado en el Señor, presentaran una concepción falsa de su carácter, y proporcionan argumentos a sus enemigos.

Cristo desea que su servicio parezca atractivo, como lo es en verdad. Revélense al Salvador compasivo los actos de abnegación y las pruebas secretas del corazón. Dejemos las cargas al pie de la cruz, y sigamos adelante regocijándonos en el amor del que primeramente nos amó.

El Sermon del monte: Jesus y la oracion Mt. 6:5-15

Cuando ores no seas como los hipócritas: Los fariseos tenían horas fijas para orar, y cuando,  en el momento designado se encontraban ausentes de casa, fuese en la calle, en el mercado o entre las multitudes apresuradas, allí mismo se detenían y recitaban en alta voz sus oraciones formales. La oración acerca de la vida íntima no debe hacerse en público. En la devoción secreta nuestras oraciones no deben alcanzar sino el oído de Dios, que siempre las escucha.

Y orando, no uséis vanas repeticiones: parlotear, hablar sin pensar. Los paganos pensaban que sus oraciones tenían en si méritos para expiar el pecado. Por lo tanto, cuanto más larga fuera la oración, mayor mérito tenía. La repetición de expresiones prescritas y formales mientras el corazón no siente la necesidad de Dios. Las oraciones más elocuentes son palabrería vana si no expresan los sentimientos sinceros del corazón.

Padre nuestro: El primer paso para acercarse a Dios consiste en conocer y creer en el amor que siente por nosotros. Solamente por la atracción de su amor nos sentimos impulsados a ir a él. Reconocemos a todos sus hijos como nuestros hermanos. Nadie ora como es debido sí solamente pide bendiciones para sí mismo.

Santificado sea tu nombre: Para santificar el nombre del Señor se requiere que las palabras que empleamos al hablar del Ser Supremo sean pronunciadas con reverencia. Nunca debemos mencionar con liviandad los títulos ni los apelativos de la Deidad. Nunca debemos mencionar con liviandad los títulos ni los apelativos de la Deidad. Por la oración entramos en la sala de audiencia del Altísimo y debemos comparecer ante él con pavor sagrado. Los ángeles velan sus rostros en su presencia. Por la oración entramos en la sala de audiencia del Altísimo y debemos comparecer ante él con pavor sagrado. Los ángeles velan sus rostros en su presencia. El nombre de Dios es honrado de dos modos: (1) mediante actos divinos que inducen a los hombres a reconocer y a reverenciar a Jehová como Dios y (2) mediante las acciones de los hombres que le honran como Dios y le rinden la adoración y la obediencia que le corresponden. El nombre de Dios representa su carácter.

Venga tu reino: Los intereses del reino de DIOS son los nuestros; hemos de obrar para su progreso. El reino de la gracia de Dios se está estableciendo, a medida que ahora, día tras día, los corazones que estaban llenos de pecado y rebelión se someten a la soberanía de su amor.

Hágase tu voluntad: La voluntad de Dios se expresa en los preceptos de su sagrada ley, y los principios de esta ley son los principios del cielo. Se pide que acabe el reinado del pecado y que llegue el momento cuando la voluntad de Dios sea tan universalmente cumplida en la tierra.

El pan nuestro de cada día dánoslo hoy: cuando hayamos hecho del servicio de Dios nuestro primer interés, podremos pedir que nuestras propias necesidades sean suplidas y tener la confianza de que lo serán. Si hemos renunciado al yo y nos hemos entregado a Cristo, somos miembros de la familia de Dios, y todo cuanto hay en la casa del Padre es nuestro. No nos desalentemos si no tenemos bastante para mañana. Nos enseña a acordarnos de los pobres, pedimos para los demás tanto como para nosotros mismos. Reconocemos que lo que Dios nos da no es para nosotros solos. La oración por el pan cotidiano incluye el pan espiritual que nutrirá el alma.

Perdónanos nuestras deudas: El perdón de DIOS es también una redención del pecado. Cuando sentimos que hemos pecado y no podemos orar, ése es el momento de orar. Podemos estar avergonzados y profundamente humillados, pero debemos orar y creer. No debemos procurar reducir nuestra culpa hallándole excusas al pecado.

Como nosotros perdonamos a nuestros deudores: podemos recibir el perdón de Dios solamente en la medida en que nosotros mismos perdonamos a los demás. El amor de Dios es lo que nos atrae a él. Ese amor no puede afectar nuestros corazones sin despertar amor hacia nuestros hermanos.

Y no nos dejes caer en tentación: La tentación es incitación al pecado, cosa que no procede de Dios, sino de Satanás y del mal que hay en nuestros propios corazones. El enemigo nos induce a pecar, y luego nos acusa ante el universo celestial como indignos del amor de DIOS. DIOS permite que hallemos obstáculos, persecución y opresiones, pero no como una maldición, sino como la bendición más grande de nuestra vida. Cada tentación resistida, cada aflicción sobrellevada valientemente, nos da nueva experiencia y nos hace progresar en la tarea de edificar nuestro carácter. Al elevar esta oración nos entregamos a la dirección de Dios y le pedimos que nos guíe por sendas seguras. Es peligroso detenerse para contemplar las ventajas de ceder a las sugestiones de Satanás.

Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria: superior a todo poder y autoridad y a todo nombre que se mencione.


Más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas: El que no perdona suprime el único conducto por el cual puede recibir la misericordia de Dios.

El Sermon del Monte: Jesus y la limosna Mt. 6:1-4

1. Guardaos de hacer vuestra justicia para ser vistos…: los fariseos procuraban constantemente ganar el favor del cielo para disfrutar de prosperidad y honores mundanos. Al mismo tiempo hacían alarde de sus actos de caridad para atraer la atención del público y ganar así renombre de santidad. DIOS no reconoce un servicio tal.


2. Cuando des limosna, no hagas tocar trompeta: en la realización de actos de caridad no se deben buscar las alabanzas ni los honores de los hombres. 

Toda obra buena se cumple solamente por el Espíritu Santo, y éste es dado para glorificar, no al que lo recibe, sino al Dador. La piedad verdadera no impulsa a la ostentación

Hemos de dar sinceramente, mas no con el fin de alardear de nuestras buenas acciones, sino por amor y simpatía hacia los que sufren. La sinceridad del propósito y la bondad genuina del corazón son los motivos apreciados por el cielo. Dios considera más preciosa que el oro de Ofir el alma que lo ama sinceramente y de todo corazón.


3. Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha: representan a los amigos íntimos. Ni siquiera los más íntimos, se enteraran de los actos piadosos de alguien.

Tu Padre te recompensará: Nadie puede dejar que por su vida y su corazón fluya hacia los demás el río de bendiciones celestiales sin recibir para sí mismo una rica recompensa. Desarrolla atributos del carácter que son opuestos al egoísmo atributos que han de refinar, ennoblecer y enriquecer la vida. Los actos de bondad hechos en secreto ligarán los corazones y los acercarán al corazón de Aquel de quien mana todo impulso generoso. Estos actos constituyen una gran parte de las bendiciones y felicidades de la vida. 

sábado, 8 de noviembre de 2014

El sermon del monte: Amor hacia los enemigos Mt. 5:38-48

Las fricciones entre el pueblo y los soldados eran frecuentes, lo que acrecentaba el odio popular. A menudo, cuando algún jefe romano con su escolta de soldados iba de un lugar a otro, se apoderaba de los labriegos judíos que trabajaban en el campo y los obligaba a transportar su carga trepando la ladera de la montaña o a prestar cualquier otro servicio que pudiera necesitar. Esto estaba de acuerdo con las leyes y costumbres romanas, y la resistencia a esas exigencias sólo traía vituperios y crueldad.
Cada día aumentaba en el corazón del pueblo el anhelo de libertarse del yugo romano. Especialmente entre los osados y bruscos galileos, cundía el espíritu de rebelión. Por ser Capernaum una ciudad fronteriza, era la base de una guarnición romana, y aun mientras Jesús enseñaba, una compañía de soldados romanos que se hallaba a la vista recordó a sus oyentes cuán amarga era la humillación de Israel.

La regla "ojo por ojo, diente por diente, se hallaba entre las leyes dictadas por Moisés; pero era un estatuto civil. Nadie estaba justificado para vengarse.

44. Amad a vuestros enemigos: Aun los pecadores cuyos corazones no estén herméticamente cerrados al Espíritu de Dios responden a la bondad. Así como pueden responder al odio con el odio, también corresponderán al amor con el amor. Solamente el Espíritu de Dios devuelve el amor por odio. El ser bondadoso con los ingratos y los malos, el hacer lo bueno sin esperar recompensa, es la insignia de la realeza del cielo, la señal segura mediante la cual los hijos del Altísimo revelan su elevada vocación. únicamente un espíritu de amor misericordioso podría dar evidencia de que estaban animados por motivos más elevados que los publicanos y los pecadores, a quienes aborrecían.

45. Hijos de vuestro Padre que hace salir su sol sobre malos y buenos…: Jesús desaprueba el error popular judío de que Dios concede sus bendiciones a sus santos y las niega a los pecadores.

Amor que abarca a toda la humanidad. Aun los pecadores cuyos corazones no estén herméticamente cerrados al Espíritu de Dios responden a la bondad. Así como pueden responder al odio con el odio, también corresponderán al amor con el amor. Solamente el Espíritu de Dios devuelve el amor por odio. El ser bondadoso con los ingratos y los malos, el hacer lo bueno sin esperar recompensa, es la insignia de la realeza del cielo, la señal segura mediante la cual los hijos del Altísimo revelan su elevada vocación.

45. Hijos de vuestro Padre que hace salir su sol sobre malos y buenos…: Jesús desaprueba el error popular judío de que Dios concede sus bendiciones a sus santos y las niega a los pecadores. Los judíos creían que Dios amaba a los que le servían -los cuales eran, en su opinión, quienes cumplían las exigencias de los rabinos.

48. Sed pues perfectos como vuestro Padre: Los judíos habían luchado afanosamente para alcanzar la perfección por sus propios esfuerzos, y habían fracasado Ya les había dicho Cristo que la justicia de ellos no podría entrar en el reino de los cielos. La luz del amor brilla sobre nosotros y hemos de reflejar su resplandor. Buenos gracias al bien proveniente de Dios, podemos ser perfectos en nuestra esfera, así como él es perfecto en la suya

Dice Jesús, podéis llegar a ser semejantes a él en carácter y estar en pie sin defecto en la presencia de los hombres y los ángeles. No es una medida o norma que no podamos alcanzar. Dios ha provisto los elementos para que podamos llegar a ser semejantes a él, y lo realizará en favor de todos aquellos que no interpongan una voluntad perversa y frustren así su gracia. Dios no utiliza medidas coercitivas; el agente que emplea para expulsar el pecado del corazón es el amor. Mediante él, convierte el orgullo en humildad, y la enemistad y la incredulidad, en amor y fe. Gracias al bien proveniente de Dios, podemos ser perfectos en nuestra esfera, así como él es perfecto en la suya. La santificación es una obra progresiva

El Sermon del monte: Jesus y los juramentos Mt. 5:33-37

Los judíos entendían que el tercer mandamiento prohibía el uso profano del nombre de Dios; pero se creían libres para pronunciar otros juramentos. Prestar juramento era común entre ellos. Por medio de Moisés se les prohibió jurar en falso; pero tenían muchos artificios para librarse de la obligación que entraña un juramento.

No perjurarás: jurar falsamente. Habla de perjurio, sobre todo de los juramentos falsos en los cuales se invoca el nombre de Dios, deshonrando y profanando así el nombre sagrado.

No juréis en ninguna manera: Todo proviene de Dios. No tenemos nada que no hayamos recibido; todo ha sido comprado para nosotros por la sangre de Cristo, más preciosa que cuanto puede imaginarse, porque es la vida de Dios. Todo lo que poseemos nos llega con el sello de la cruz. De ahí que no tengamos derecho de empeñar cosa alguna en juramento

Los judíos tenían muchos artificios para librarse de la obligación que entraña un juramento. No temían incurrir en lo que era realmente blasfemia ni les atemorizaba el perjurio, siempre que estuviera disfrazado por algún subterfugio técnico que les permitiera eludir la ley.

Si hay alguien que puede declarar en forma consecuente bajo juramento, es el cristiano. Vive continuamente como en la presencia de Dios, seguro de que todo pensamiento es visible a los ojos del Ángel con quien tenemos que ver; y cuando ello le es requerido legalmente, le es lícito pedir que Dios sea testigo de que lo que dice es la verdad, y nada más que la verdad.

Sea vuestro hablar si, si; no,no: Estas palabras condenan todas las frases e interjecciones insensatas que rayan en profanidad. Condenan los cumplidos engañosos, el disimulo de la verdad, las frases lisonjeras, las exageraciones, las falsedades en el comercio que prevalecen en la sociedad y en el mundo de los negocios. Enseñan que nadie puede llamarse veraz si trata de aparentar lo que no es o si sus palabras no expresan el verdadero sentimiento de su corazón. Se refrenaría la expresión de malas sospechas y ásperas censuras; porque al comentar las acciones y los motivos ajenos, ¿quién puede estar seguro de decir la verdad exacta? Los que aprenden de Cristo en su manera de hablar, tanto como en su vida, serán sencillos, sinceros y veraces porque se preparan para la comunión con los santos

Pero el Salvador no prohibió el juramento judicial o legal en el cual se pide solemnemente a Dios que sea testigo de que cuanto se dice es la verdad.

El Sermon del monte: Jesus y el adulterio Mt. 5:31-32

La presencia de los jefes romanos, enviados a Palestina por causa del gobierno imperial, era una ofensa continua para el pueblo; porque con estos gentiles habían venido muchas costumbres paganas, lascivia y disipación. En Capernaum, los jefes romanos asistían a los paseos y desfiles con sus frívolas mancebas, y a menudo el ruido de sus orgías interrumpía la quietud del lago cuando sus naves de placer se deslizaban sobre las tranquilas aguas.

Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró: Cuando se aman y acarician malos pensamientos, por muy secreto que sea el mal reina en su corazón. El que haya placer espaciándose en escenas impuras desarrolla o revela lo que está en su corazón. El pecado comienza en la mente.

Si tu ojo/tu mano derecha te es ocasión de caer sácalo/córtalo: Esto representa la rendición de la voluntad. El hombre debería estar más dispuesto a renunciar a lo que pone en peligro su salvación. DIOS quiere salvarnos no solo de la consecuencia del pecado sino del pecado mismo. Debe sacrificarse todo lo que cause tropiezo. 

Dios es la fuente de la vida, y sólo podemos tener vida cuando estamos en comunión con él. Separados de Dios, podemos existir por corto tiempo, pero no poseemos la vida.

Requiere sacrificio entregarnos a Dios, pero es sacrificio de lo inferior por lo superior, de lo terreno por lo espiritual, de lo perecedero por lo eterno

Es mejor que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno: Es mejor que Yo esté contrahecho, herido y cojo si así entramos en la vida. Si nos aferramos al yo elegimos la muerte. DIOS es fuego que consume el pecado también consumirá a los que se aferran el pecado.

El que repudia a su mujer… hace que ella adultere: Entre los judíos se permitía al hombre repudiar a su mujer por las ofensas más insignificantes, y ella quedaba en libertad de casarse otra vez. Esto era  causa de muerte, desgracia y pecado. Solo por infidelidad debía disolverse un matrimonio.  El matrimonio fue pervertido por el pecado; pero el propósito del Evangelio es restablecer su pureza, y hermosura.

El Sermon del monte: Jesus y el homicidio Mt. 5-21-26

Pero yo os digo: Los rabinos citaban las tradiciones como autoridad en la cual basaban su interpretación de la ley. Cristo habló por su propia autoridad, y este hecho distinguía su enseñanza de la de los rabinos, lo que el pueblo observó sin demora

Cualquiera que se enoje contra su hno. será culpable del juicio: Lev. 19:17, 18, al condenar a otros como transgresores, ellos eran igualmente culpables, porque abrigaban malicia y odio. Los judíos albergaban odio hacia los romanos y se creían autorizados para aborrecer a todos los demás pueblos y a sus compatriotas que no se  conformaban a sus ideas. El asesinato es el resultado final del enojo.

Culpable de juicio: reo ante el tribunal, refiriendose a la justicia local porque la ira se habría transformado en acciones.

El espíritu de odio y venganza tuvo su origen en Satanás y lo llevó a dar muerte al Hijo de DIOS. Los que abriguen el mismo espíritu tendrá como fruto la muerte.

Cualquiera que diga necio a su hno. será culpable ante el concilio: Nadie está autorizado a hablar desdeñosamente de su semejante. Debemos tratar aún a los más degradados con respeto y ternura porque son Criaturas de DIOS.

Ante el concilio: ante el sanedrin


Cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego: Fatuo =apóstata, o el que se entregó a la iniquidad. Cuando nos vemos en conflicto con los enemigos de Cristo no debemos hablar con espíritu de desquite ni deben asemejarse a una acusación burlona. Debemos dejar a DIOS la obra de condenar y juzgar.

Reconciliate primero con tu hno: Cristo insiste en que los hombres deben arreglar las cuentas con sus prójimos antes de que puedan reconciliarse con Dios. Cuando alguien que profesa servir a DIOS a perjudica a un hno. suyo calumnia el carácter de DIOS ante ese hno. y para reconciliarse con DIOS debe confesar su pecado.


Puede ser que nuestro hno. nos haya causado un perjuicio aún más grave, pero esto no disminuye nuestra responsabilidad. Si hemos perjudicado debemos repararlo. Si hemos dado falso testimonio,..ir a las personas con quienes hemos hablado de él y retractarnos de todos nuestros dichos perjudiciales. 

Si las dificultades entre hnos. no se manifestaran a otros sino que se resolvieran francamente entre ellos mismos, con espíritu de amor cristiano ¡Cuánto mal se evitaría!

Ponte de acuerdo con tu adversario: implica un cambio de sentimientos para con el que fue antes adversario. El "adversario" es el "acusador. Era preferible arreglar las cosas sin recurrir a los tribunales.

viernes, 7 de noviembre de 2014

El Sermon del monte: Jesús y la ley Mt. 5:17-20

No penséis que he venido para abrogar la ley: los fariseos fomentaban el rumor de que su enseñanza se oponía a los preceptos que Dios les había dado en el monte Sinaí.

Sino a cumplir: Jesús fue el dador de la ley, no tenía intenciones de anular sus preceptos. La misión de Cristo era magnificar y engrandecer la ley; llenar la medida de lo requerido por la ley, dar un ejemplo de conformidad perfecta con la voluntad de Dios.

Hasta que pasen el cielo y la tierra: hasta que se cumpla todo el plan de salvación.

Ni una jota ni una tilde pasará de la ley: en el alfabeto hebreo, la más pequeña de esa lengua. La ley es inalterable

 Cualquiera que quebrante…y asi enseñe, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: Estar en desacuerdo con la ley de DIOS en el detalle más mínimo demuestra que hay comunión con el pecado, que hay rebelión contra las leyes de DIOS y su gobierno, por lo cual no entrará en el reino de los cielos.


Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos no entraréis: los judíos guardaban los ritos y las ceremonias, obedecían los requerimientos de la ley pero no eran limpios de corazón. Su religión no estaba basada en la fe sino en las obras. Para los seres humanos es imposible guardar la ley por sus propias fuerzas porque nuestra naturaleza es pecaminosa. Solo Cristo puede transformarnos, pero los fariseos rechazaron a Cristo. 

El Sermon del monte: La Luz del mundo Mt. 5:14-16

Vosotros sois la luz del mundo

El sol glorioso, que ascendía en el cielo azul, disipaba las sombras en los valles y en los angostos desfiladeros de las montañas. El resplandor del sol inundaba la tierra. La naturaleza sonreía bajo la bendición de un nuevo día, y de los árboles brotaban los melodiosos trinos de los pájaros

Jesús, el Salvador, es la única luz que puede disipar las tinieblas de un mundo caído en el pecado. Así como sale el sol en su misión de amor para disipar las sombras de la noche y despertar el mundo, los seguidores de Cristo también han de salir para derramar la luz del cielo sobre los que se encuentran en las tinieblas del error y el pecado.. Nuestra misión tiene un alcance mundial. Somos  negligentes, al privar al mundo de la prometida influencia del Espíritu Santo.

Almud: usaba para guardar harina. Comúnmente se hacía este recipiente de barro cocido.

Glorifiquen a vuestro Padre…: Por su medio, la misericordia y la bondad del Padre se manifiestan a un mundo sumido en la oscuridad de una concepción errónea de Dios, resulta manifiesto que hay en el trono del universo un Dios cuyo carácter es digno de alabanza e imitación. Al ver sus obras buenas, otros se sienten inducidos a dar gloria al Padre celestial. Como Cristo era el medio de revelar al Padre, hemos de ser los medios de revelar a Cristo.

El Sermon del monte: La sal de la tierra Mt. 5:13

Vosotros sois la sal de la tierra

la sal tiene propiedades preservadoras. Los cristianos purificados por la verdad tienen virtudes salvadoras que preservaran al mundo de la completa corrupción moral. Por el trato personal llega hasta los hombres el poder salvador del Evangelio. El sabor de la sal representa la fuerza vital del cristiano, el amor de Jesús en el corazón, la justicia de Cristo que compenetra la vida. De los creyentes sinceros mana una energía vital y penetrante que infunde un nuevo poder moral (El Esp. Santo) a las almas por las cuales ellos trabajan. El amor cambia el carácter, domina los impulsos, vence la enemistad y ennoblece los afectos. Cuando se lo alberga en el corazón, este amor endulza la vida entera y vierte sus bendiciones en derredor.

Si la sal se desvaneciere: Es decir, se vuelve insípida. Sería tan ilógico que el cristiano perdiese sus características esenciales y todavía fuera cristiano. Simbolizaba muy bien la condición de los fariseos y el efecto de su religión en la sociedad. Representa la vida de toda alma de la cual se ha separado el poder de la gracia de Dios, dejándola fría y sin Cristo. Al escuchar las palabras de Cristo, la gente podía ver la sal, blanca y reluciente, arrojada en los senderos porque había perdido el sabor y resultaba, por lo tanto, inútil

Sino para ser hollada y pisoteada por los hombres: Por faltarnos la gracia de Cristo, atestiguamos ante el mundo que la verdad en la cual aseguramos confiar no tiene poder santificador; y así, en la medida de nuestra propia influencia, anulamos el poder de la Palabra de Dios. 

El Sermon del monte: Las Bienaventuranzas Mt. 5:1-12

Bienaventurados: feliz", "afortunado”, Dichoso. El principal propósito del reino es el de restaurar en el corazón de los hombres la felicidad perdida en el Edén. A través de las bienaventuranzas se nota el progreso de la experiencia cristiana.

Bienaventurados los pobres en espíritu pobreza extrema, miseria.
Son los que comprenden que le es imposible salvarse por sí mismos. No pueden hacer ningún acto justo. Son los que aprecian la ayuda que Cristo les ofrece.

Bienaventurados los que lloran: dolor intenso

*      Son los que sienten tristeza por haber pecado: Cuando contemplamos a Cristo vemos nuestra propia pecaminosidad; comprendemos que nuestros pecados lo llevaron a la cruz, vemos su gran amor por nosotros. Nos percatamos que nuestros pecados crean un abismo/muro ancho, negro y profundo.
*      Los que sufren aflicción o pérdida de un ser querido: Las pruebas son los instrumentos de DIOS para eliminar de nuestro carácter toda impureza y tosquedad.
*      Los que lloran por las tristezas del mundo y se afligen por los pecados que se cometen en él.
Recibirán Consolación: Cuando partió, prometió enviar "otro Consolador", el Espíritu Santo, para que morara con nosotros como amigo permanente.

Bienaventurados los mansos
El espíritu de independencia y predominio de que nos gloriamos se revela en su verdadera vileza, como marca de nuestra sujeción a Satanás. La naturaleza humana pugna siempre por expresarse; está siempre lista para luchar. Más el que aprende de Cristo renuncia al yo, al orgullo, al amor por la supremacía, y hay silencio en su alma. La Mansedumbre se adquiere del maestro. Es conservarse paciente y amable al ser maltratado. El Amor a uno mismo es lo que destruye nuestra paz.

Recibirán la tierra por heredad: ahora poseen la tierra los orgullosos.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia
La justicia es santidad, semejanza a DIOS y DIOS es Amor. Es conformidad a la ley de DIOS. La justicia es concedida gratuitamente. Al percibir la perfección del carácter se Salvador desearemos transformarnos, renovarnos a su semejanza.  Cuanto más sepamos de DIOS tanto más alto nuestro ideal. Jesús es el pan de vida y el agua.

Bienaventurados los misericordiosos
DIOS es la fuente de toda misericordia. Es una respuesta a la influencia del Espíritu Santo. DIOS no nos trata como merecemos. El ansía intensamente aliviar los pesares del hombre y ungir sus heridas. Son aquellos que manifiestan compasión para con los pobres, los dolientes y los oprimidos.

Alcanzarán misericordia: tanto ahora como en el día del juicio. La persona cruel, de corazón duro y espíritu desconsiderado, rara vez recibe un trato bondadoso y misericordioso de parte de su prójimo. Pero muchas veces los que son bondadosos y considerados con las necesidades y los sentimientos ajenos, encuentran que el mundo les paga con la misma moneda.

Bienaventurados los de limpio corazón
Incluye todos los rasgos de carácter deseables y excluye todos los indeseables. El ser de "limpio corazón" equivale a estar revestido con el manto de justicia de Cristo. Manifestaran creciente repugnancia por los hábitos descuidados, el lenguaje vulgar y los pensamientos impuros. Habrá limpieza y cultura en el pensamiento y los modales, exentos de sensualidad y concupiscencia.  Fieles en los pensamientos y motivos del alma, libres del orgullo y amor propio; humildes y generosos como niños.  Amor desinteresado.

Verán a DIOS: Por la fe lo contemplamos aquí y ahora. En las experiencias diarias percibimos su bondad y compasión al manifestarse su providencia,  perciben al Creador en las obras de su mano poderosa, en las obras de belleza que componen el universo. En su Palabra escrita ven con mayor claridad aún la revelación de su misericordia, su bondad y su gracia. Lo verán cara a cara en el estado futuro e inmortal.

Bienaventurados los pacificadores
Cristo es el Príncipe de Paz y su misión es devolver al cielo y a la tierra la paz destruida por el pecado. Quienquiera que incita a los demás por palabra o por hechos a renunciar al pecado y entregarse a DIOS es un pacificador.  La gracia de Cristo vence la enemistad, apacigua la lucha y llena el alma de amor.  El que está en armonía con DIOS y su prójimo no sabrá lo que es la desdicha. Sus semejantes reconocen que han estado con Jesús.

Serán hijos de DIOS: Se parecen a El en carácter. Ellos mismos están en paz con Dios, y están dedicados a la tarea de inducir a sus prójimos a que estén en paz con El.

Bienaventurados los que padecen persecución
Entre la justicia y el pecado, el amor y el odio, la verdad y el engaño, hay una lucha imposible de suprimir. Cuando se le restan súbditos al reino de Satanás el príncipe del mal va a resistir. La persecución y el oprobio esperan a quienes están dominados por el Espíritu de Cristo. Esto es una prueba  de que siguen los pasos de su maestro, porque su carácter, sus ideales, sus aspiraciones y su conducta dan un testimonio unánime y silencioso contra la impiedad de este mundo. Pero El estará a nuestro lado, así como estuvo con los tres fieles en Babilonia.


Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan
Aunque la calumnia puede ennegrecer el nombre, no puede manchar el carácter. Mientras no consintamos en pecar, no hay poder humano o satánico que pueda dejar una mancha en el alma. El hombre cuyo corazón se apoya en Dios es, en la hora de las pruebas más aflictivas y en las circunstancias más desalentadoras, exactamente el mismo que cuando se veía en la prosperidad.