domingo, 9 de noviembre de 2014

El Sermon del Monte: Jesus y la limosna Mt. 6:1-4

1. Guardaos de hacer vuestra justicia para ser vistos…: los fariseos procuraban constantemente ganar el favor del cielo para disfrutar de prosperidad y honores mundanos. Al mismo tiempo hacían alarde de sus actos de caridad para atraer la atención del público y ganar así renombre de santidad. DIOS no reconoce un servicio tal.


2. Cuando des limosna, no hagas tocar trompeta: en la realización de actos de caridad no se deben buscar las alabanzas ni los honores de los hombres. 

Toda obra buena se cumple solamente por el Espíritu Santo, y éste es dado para glorificar, no al que lo recibe, sino al Dador. La piedad verdadera no impulsa a la ostentación

Hemos de dar sinceramente, mas no con el fin de alardear de nuestras buenas acciones, sino por amor y simpatía hacia los que sufren. La sinceridad del propósito y la bondad genuina del corazón son los motivos apreciados por el cielo. Dios considera más preciosa que el oro de Ofir el alma que lo ama sinceramente y de todo corazón.


3. Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha: representan a los amigos íntimos. Ni siquiera los más íntimos, se enteraran de los actos piadosos de alguien.

Tu Padre te recompensará: Nadie puede dejar que por su vida y su corazón fluya hacia los demás el río de bendiciones celestiales sin recibir para sí mismo una rica recompensa. Desarrolla atributos del carácter que son opuestos al egoísmo atributos que han de refinar, ennoblecer y enriquecer la vida. Los actos de bondad hechos en secreto ligarán los corazones y los acercarán al corazón de Aquel de quien mana todo impulso generoso. Estos actos constituyen una gran parte de las bendiciones y felicidades de la vida. 

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