domingo, 9 de noviembre de 2014

El Sermon del monte: DIOS y las riquezas, El afan y la ansiedad Mt. 6:25-34

No podéis servir a DIOS y a las riquezas: Donde la conciencia del cristiano le aconseja abstenerse, negarse a sí mismo, detenerse, allí mismo el hombre del mundo avanza para gratificar sus tendencias egoístas.

No os afanéis por vuestra vida: Condena el hábito de preocuparse por las cosas materiales de la vida, especialmente por las que son superfluas. la riqueza no es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar fines más importantes, y su objetivo supremo en la vida no será el de amontonar riquezas.

Mirad las aves del cielo: Sin las flores y los pájaros tendríamos todo lo necesario para vivir, pero Dios no se contentó con facilitar únicamente lo que bastaba para mantener la vida. Llenó la tierra, el aire y el cielo con vislumbres de belleza para expresarnos su amante solicitud por nosotros. Si para contribuir a nuestra dicha y alegría prodigó tan infinita belleza en las cosas naturales, ¿podemos dudar de que nos dará toda bendición que necesitamos? Por medio de las flores, Dios quiere llamarnos la atención a la belleza del carácter cristiano. El que dotó de tal belleza a las flores desea, muchísimo más, que el alma se vista con la hermosura del carácter de Cristo.

Considerad los lirios del campo, como crecen: cómo, al brotar del suelo frío y oscuro, o del fango en el cauce de un río, las plantas se desarrollan bellas y fragantes. ¿Quién imaginaría las posibilidades de belleza que se esconden en el bulbo áspero y oscuro del lirio? Pero cuando la vida de Dios, oculta en su interior, se desarrolla en respuesta a su llamamiento mediante la lluvia y el sol, maravilla a los hombres por su visión de gracia y belleza. Así también se desarrollará la vida de Dios en toda alma humana que se entregue al ministerio de su gracia, la que tan gratuitamente como la lluvia y el sol llega con su bendición para todos. Es la palabra de Dios la que crea las flores; y la misma palabra producirá en nosotros las gracias de su Espíritu. DIOS nos rodeó de hermosura para enseñarnos que no estamos en la tierra únicamente para mirar por nosotros mismos, sino para hacer la vida esplendorosa, alegre y bella por el amor de Cristo. Así como las flores, hemos de alegrar otras vidas con, el ministerio del amor.

Y si la hierba que hoy es y mañana se echa en el horno: El pasto seco y las ramas se empleaban comúnmente como combustible en los hornos del antiguo Cercano Oriente.

Mas buscad primeramente el reino de DIOS: Abrid el corazón para recibir este reino, y dedicad a su servicio vuestro más alto interés. Aunque es un reino espiritual, no temáis que vuestras necesidades temporales sean desatendidas.


No os afanéis por el día de mañana: Cuando nosotros mismos nos encargamos de manejar las cosas que nos conciernen, confiando en nuestra propia sabiduría para salir airosos, asumimos una carga que él no nos ha dado, y tratamos de llevarla en su ayuda. Nos imponemos la responsabilidad que pertenece a Dios y así nos colocamos en su lugar. Solamente un día es nuestro, y en él hemos de vivir para Dios.

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