No podéis servir a DIOS y a las
riquezas: Donde la conciencia
del cristiano le aconseja abstenerse, negarse a sí mismo, detenerse, allí mismo
el hombre del mundo avanza para gratificar sus tendencias egoístas.
No os afanéis por vuestra vida: Condena el hábito de preocuparse por las cosas
materiales de la vida, especialmente por las que son superfluas. la riqueza no
es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar fines más importantes, y su
objetivo supremo en la vida no será el de amontonar riquezas.
Mirad las aves del cielo: Sin las flores y los pájaros tendríamos todo lo
necesario para vivir, pero Dios no se contentó con facilitar únicamente lo que
bastaba para mantener la vida. Llenó la tierra, el aire y el cielo con
vislumbres de belleza para expresarnos su amante solicitud por nosotros. Si
para contribuir a nuestra dicha y alegría prodigó tan infinita belleza en las
cosas naturales, ¿podemos dudar de que nos dará toda bendición que necesitamos?
Por medio de las flores, Dios quiere llamarnos la atención a la belleza del
carácter cristiano. El que dotó de tal belleza a las flores desea, muchísimo
más, que el alma se vista con la hermosura del carácter de Cristo.
Considerad los lirios del campo, como
crecen: cómo, al brotar del
suelo frío y oscuro, o del fango en el cauce de un río, las plantas se
desarrollan bellas y fragantes. ¿Quién imaginaría las posibilidades de belleza
que se esconden en el bulbo áspero y oscuro del lirio? Pero cuando la vida de
Dios, oculta en su interior, se desarrolla en respuesta a su llamamiento
mediante la lluvia y el sol, maravilla a los hombres por su visión de gracia y
belleza. Así también se desarrollará la vida de Dios en toda alma humana que se
entregue al ministerio de su gracia, la que tan gratuitamente como la lluvia y
el sol llega con su bendición para todos. Es la palabra de Dios la que crea las
flores; y la misma palabra producirá en nosotros las gracias de su Espíritu.
DIOS nos rodeó de hermosura para enseñarnos que no estamos en la tierra
únicamente para mirar por nosotros mismos, sino para hacer la vida esplendorosa,
alegre y bella por el amor de Cristo. Así como las flores, hemos de alegrar
otras vidas con, el ministerio del amor.
Y si la hierba que hoy es y mañana se echa
en el horno: El pasto seco y las
ramas se empleaban comúnmente como combustible en los hornos del antiguo
Cercano Oriente.
Mas buscad primeramente el reino de DIOS: Abrid el corazón para recibir este reino, y dedicad
a su servicio vuestro más alto interés. Aunque es un reino espiritual, no
temáis que vuestras necesidades temporales sean desatendidas.
No os afanéis por el día de mañana: Cuando nosotros mismos nos encargamos de manejar las
cosas que nos conciernen, confiando en nuestra propia sabiduría para salir
airosos, asumimos una carga que él no nos ha dado, y tratamos de llevarla en su
ayuda. Nos imponemos la responsabilidad que pertenece a Dios y así nos
colocamos en su lugar. Solamente un día es nuestro, y en él hemos de vivir para
Dios.
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