viernes, 7 de noviembre de 2014

El Sermon del monte: Jesús y la ley Mt. 5:17-20

No penséis que he venido para abrogar la ley: los fariseos fomentaban el rumor de que su enseñanza se oponía a los preceptos que Dios les había dado en el monte Sinaí.

Sino a cumplir: Jesús fue el dador de la ley, no tenía intenciones de anular sus preceptos. La misión de Cristo era magnificar y engrandecer la ley; llenar la medida de lo requerido por la ley, dar un ejemplo de conformidad perfecta con la voluntad de Dios.

Hasta que pasen el cielo y la tierra: hasta que se cumpla todo el plan de salvación.

Ni una jota ni una tilde pasará de la ley: en el alfabeto hebreo, la más pequeña de esa lengua. La ley es inalterable

 Cualquiera que quebrante…y asi enseñe, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: Estar en desacuerdo con la ley de DIOS en el detalle más mínimo demuestra que hay comunión con el pecado, que hay rebelión contra las leyes de DIOS y su gobierno, por lo cual no entrará en el reino de los cielos.


Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos no entraréis: los judíos guardaban los ritos y las ceremonias, obedecían los requerimientos de la ley pero no eran limpios de corazón. Su religión no estaba basada en la fe sino en las obras. Para los seres humanos es imposible guardar la ley por sus propias fuerzas porque nuestra naturaleza es pecaminosa. Solo Cristo puede transformarnos, pero los fariseos rechazaron a Cristo. 

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