viernes, 7 de noviembre de 2014

El Sermon del monte: Las Bienaventuranzas Mt. 5:1-12

Bienaventurados: feliz", "afortunado”, Dichoso. El principal propósito del reino es el de restaurar en el corazón de los hombres la felicidad perdida en el Edén. A través de las bienaventuranzas se nota el progreso de la experiencia cristiana.

Bienaventurados los pobres en espíritu pobreza extrema, miseria.
Son los que comprenden que le es imposible salvarse por sí mismos. No pueden hacer ningún acto justo. Son los que aprecian la ayuda que Cristo les ofrece.

Bienaventurados los que lloran: dolor intenso

*      Son los que sienten tristeza por haber pecado: Cuando contemplamos a Cristo vemos nuestra propia pecaminosidad; comprendemos que nuestros pecados lo llevaron a la cruz, vemos su gran amor por nosotros. Nos percatamos que nuestros pecados crean un abismo/muro ancho, negro y profundo.
*      Los que sufren aflicción o pérdida de un ser querido: Las pruebas son los instrumentos de DIOS para eliminar de nuestro carácter toda impureza y tosquedad.
*      Los que lloran por las tristezas del mundo y se afligen por los pecados que se cometen en él.
Recibirán Consolación: Cuando partió, prometió enviar "otro Consolador", el Espíritu Santo, para que morara con nosotros como amigo permanente.

Bienaventurados los mansos
El espíritu de independencia y predominio de que nos gloriamos se revela en su verdadera vileza, como marca de nuestra sujeción a Satanás. La naturaleza humana pugna siempre por expresarse; está siempre lista para luchar. Más el que aprende de Cristo renuncia al yo, al orgullo, al amor por la supremacía, y hay silencio en su alma. La Mansedumbre se adquiere del maestro. Es conservarse paciente y amable al ser maltratado. El Amor a uno mismo es lo que destruye nuestra paz.

Recibirán la tierra por heredad: ahora poseen la tierra los orgullosos.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia
La justicia es santidad, semejanza a DIOS y DIOS es Amor. Es conformidad a la ley de DIOS. La justicia es concedida gratuitamente. Al percibir la perfección del carácter se Salvador desearemos transformarnos, renovarnos a su semejanza.  Cuanto más sepamos de DIOS tanto más alto nuestro ideal. Jesús es el pan de vida y el agua.

Bienaventurados los misericordiosos
DIOS es la fuente de toda misericordia. Es una respuesta a la influencia del Espíritu Santo. DIOS no nos trata como merecemos. El ansía intensamente aliviar los pesares del hombre y ungir sus heridas. Son aquellos que manifiestan compasión para con los pobres, los dolientes y los oprimidos.

Alcanzarán misericordia: tanto ahora como en el día del juicio. La persona cruel, de corazón duro y espíritu desconsiderado, rara vez recibe un trato bondadoso y misericordioso de parte de su prójimo. Pero muchas veces los que son bondadosos y considerados con las necesidades y los sentimientos ajenos, encuentran que el mundo les paga con la misma moneda.

Bienaventurados los de limpio corazón
Incluye todos los rasgos de carácter deseables y excluye todos los indeseables. El ser de "limpio corazón" equivale a estar revestido con el manto de justicia de Cristo. Manifestaran creciente repugnancia por los hábitos descuidados, el lenguaje vulgar y los pensamientos impuros. Habrá limpieza y cultura en el pensamiento y los modales, exentos de sensualidad y concupiscencia.  Fieles en los pensamientos y motivos del alma, libres del orgullo y amor propio; humildes y generosos como niños.  Amor desinteresado.

Verán a DIOS: Por la fe lo contemplamos aquí y ahora. En las experiencias diarias percibimos su bondad y compasión al manifestarse su providencia,  perciben al Creador en las obras de su mano poderosa, en las obras de belleza que componen el universo. En su Palabra escrita ven con mayor claridad aún la revelación de su misericordia, su bondad y su gracia. Lo verán cara a cara en el estado futuro e inmortal.

Bienaventurados los pacificadores
Cristo es el Príncipe de Paz y su misión es devolver al cielo y a la tierra la paz destruida por el pecado. Quienquiera que incita a los demás por palabra o por hechos a renunciar al pecado y entregarse a DIOS es un pacificador.  La gracia de Cristo vence la enemistad, apacigua la lucha y llena el alma de amor.  El que está en armonía con DIOS y su prójimo no sabrá lo que es la desdicha. Sus semejantes reconocen que han estado con Jesús.

Serán hijos de DIOS: Se parecen a El en carácter. Ellos mismos están en paz con Dios, y están dedicados a la tarea de inducir a sus prójimos a que estén en paz con El.

Bienaventurados los que padecen persecución
Entre la justicia y el pecado, el amor y el odio, la verdad y el engaño, hay una lucha imposible de suprimir. Cuando se le restan súbditos al reino de Satanás el príncipe del mal va a resistir. La persecución y el oprobio esperan a quienes están dominados por el Espíritu de Cristo. Esto es una prueba  de que siguen los pasos de su maestro, porque su carácter, sus ideales, sus aspiraciones y su conducta dan un testimonio unánime y silencioso contra la impiedad de este mundo. Pero El estará a nuestro lado, así como estuvo con los tres fieles en Babilonia.


Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan
Aunque la calumnia puede ennegrecer el nombre, no puede manchar el carácter. Mientras no consintamos en pecar, no hay poder humano o satánico que pueda dejar una mancha en el alma. El hombre cuyo corazón se apoya en Dios es, en la hora de las pruebas más aflictivas y en las circunstancias más desalentadoras, exactamente el mismo que cuando se veía en la prosperidad.

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