viernes, 7 de noviembre de 2014

El Sermon del monte: La sal de la tierra Mt. 5:13

Vosotros sois la sal de la tierra

la sal tiene propiedades preservadoras. Los cristianos purificados por la verdad tienen virtudes salvadoras que preservaran al mundo de la completa corrupción moral. Por el trato personal llega hasta los hombres el poder salvador del Evangelio. El sabor de la sal representa la fuerza vital del cristiano, el amor de Jesús en el corazón, la justicia de Cristo que compenetra la vida. De los creyentes sinceros mana una energía vital y penetrante que infunde un nuevo poder moral (El Esp. Santo) a las almas por las cuales ellos trabajan. El amor cambia el carácter, domina los impulsos, vence la enemistad y ennoblece los afectos. Cuando se lo alberga en el corazón, este amor endulza la vida entera y vierte sus bendiciones en derredor.

Si la sal se desvaneciere: Es decir, se vuelve insípida. Sería tan ilógico que el cristiano perdiese sus características esenciales y todavía fuera cristiano. Simbolizaba muy bien la condición de los fariseos y el efecto de su religión en la sociedad. Representa la vida de toda alma de la cual se ha separado el poder de la gracia de Dios, dejándola fría y sin Cristo. Al escuchar las palabras de Cristo, la gente podía ver la sal, blanca y reluciente, arrojada en los senderos porque había perdido el sabor y resultaba, por lo tanto, inútil

Sino para ser hollada y pisoteada por los hombres: Por faltarnos la gracia de Cristo, atestiguamos ante el mundo que la verdad en la cual aseguramos confiar no tiene poder santificador; y así, en la medida de nuestra propia influencia, anulamos el poder de la Palabra de Dios. 

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